domingo, 27 de noviembre de 2011

Un genio de nuestros días (Aleksandr Petrov)


En el submundo cinematográfico de los cortometrajes habita uno de esos seres que revelan lo extraordinario de su ser a través de una maestría única que convierte en obra maestra todo en lo que se ve envuelto. Aleksandr Petrov es un animador ruso que, ajeno a los nuevos tiempos informáticos y tridimensionados del mundo de la animación, sobrevive en el panorama cinematográfico desde finales de los 80 utilizando como principal herramienta el óleo.

¿Sorprendidos?,¿No?...

En ese caso también aclararé que al indagar en la técnica de Petrov descubres que este artista ruso utiliza óleo de secado lento con el que juega sobre un cristal situado en la parte superior de una caja de luz que ilumina todo el cuadro desde abajo. Teniendo como resultado final una técnica donde la luz, las sombras y el color se convierte en las únicas dimensiones a través de las cuales consigue definir las caras de la humanidad.

¿Tampoco es sorprendente?

Lo que no sorprenderá a muchos es que el cine se rueda a 24 fotogramas por segundo o, dicho de una forma más trivial, cada segundo cinematográfico está formado por 24 imágenes. Si tienen en cuenta que cada obra de Petrov tiene una duración media de, aproximadamente, 20 minutos podrán hacer una fácil operación matemática para comprobar que se necesitan de más de 28.000 imágenes para realizar una película animada de dicha duración. Esto que en el mundo Pixar, y perdónenme la obscenidad de tintes homófobos, es una mariconada, en el mundo de Petrov es lo mismo que haber pedido a Goya, Monet o Van Gogh que realizasen 28.000 cuadros que le diesen continuidad a cualquiera de sus obras originales, es decir, una auténtica heroicidad.

¿Aún apáticos?

Pues sin salir del mero estudio de su técnica también es destacable que para trabajar con el óleo Petrov utiliza sus DEDOS utilizando los pinceles como una herramienta auxiliar para definir ciertos matices del cuadro-me resigno a permitirme llamarle fotograma-.

Ya lo sé. Ya lo sé. La técnica está muy bien pero…

Petrov tiene un Oscar al mejor corto de animación por la adaptación de la obra de Hemingway El viejo y el mar(1999), además de 3 nominaciones y numerosas menciones en premios y festivales varios tales como los Bafta, el festival de Berlín,… Su filmografía se conforma de 5 obras titulas La vaca(1989), El sueño de un hombre ridículo (1992), La sirena(1997), la mencionada El Viejo y el Mar(1999) y, por último, Mi amor(2006). Cualquiera de ellas es una visita obligada para todo aquel que se considere cinéfilo.

¿Los premios no te dicen nada?

Lo entiendo e insistiré diciendo que Petrov se atreve a adaptar obras de Hemingway o Dostoyevski consiguiendo elevar la obra de sus ya consagrados y sobradamente reconocidos cimientos a lugares donde la magia del cine recupera los valores épicos del siglo XIX. Y lo hace a través de una mirada que recuerda sin dificultad a los impresionistas franceses o al Goya más oscuro provocando que después de este encuentro cinematográfico la visión de cualquier obra pictórica mute a parajes hasta el momento desconocidos reforzando mi discutible convencimiento de que el cine es el arte total.

¿Nada?

Pues el último recurso que me queda es que lo veas con tus propios ojos y descubras lo que, por lo menos para mí, es un auténtico genio de nuestros días. Si después de ver El sueño de un hombre ridículo (1992) o El viejo y el mar(1999) sigues igual te recomiendo que pongas un comentario absolutamente despectivo hacia este que te escribe y no vuelvas a acudir a este blog.



El Sueño de un hombre ridículo(1992)












2 comentarios:

  1. Impresionante! Encantoume! Vaia artista...

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  2. Y ahora vengo a conocer su obra? cómo puede ocurrir algo así?. Sí, lo sé. Mi ignorancia es enciclopédica. Pero este descubrimiento, esta forma de fusionar la pintura y el cine, no debe quedarse
    en algo más que ocurre de vez en cuando en nuestras vidas. Todos aquellos que necesitan sentir lo que yo he sentido al ver estas obras, tienen derecho a encontrarlas y compartirlas sin ánimo de lucro.

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